amigos en un coche felices

¿Qué es la felicidad?

La Felicidad es un estado emocional que depende esencialmente de uno mismo y no de terceros, de las circunstancias externas o de los bienes y recursos que se tengan. Es un concepto complejo y difícil de definir, ligado en cualquier caso a la particular interpretación de la vida que cada persona tiene.

Erróneamente a como muchos creen, la felicidad no se reduce a satisfacer la inacabable necesidad de posesión de recursos y bienes materiales, sino que anida en algo más profundo y primordial: el “Aspecto Emocional”.

El aspecto emocional en nuestras vidas es la pieza fundamental para alcanzar ese estado de felicidad que se busca. Cualquiera que sea la subjetiva definición de la felicidad que tengamos, se apoya sobre nuestras creencias, emociones, pensamientos, sentimientos, rasgos de personalidad y aptitud ante la vida. También se verá afectada esa definición por la influencia de diferentes culturas y por sus creencias religiosas, sociales, etc.

La felicidad es un Estado de Bienestar Subjetivo (de satisfacción con la vida), al que no se llega por un único sendero. Hay tantos caminos y estados de felicidad como personas, debido a que cada individuo (además de los factores antes reseñados), define sus propios trayectos, rumbos y objetivos para alcanzarla.

Esto hace que cada persona alcance su estado de bienestar subjetivo de una forma única y particular, debido a los irrepetibles aspectos emocionales que cada uno posee. Aunque sí que hay aspectos comunes que favorecen alcanzar ese estado que se anhela, como luego veremos.

Según estudios de la Universidad de California, las circunstancias que determinan la FELICIDAD se deben: el 50% a la genética, el 10% al entorno y el 40% a cómo afrontamos las cosas que nos ocurren en la vida.

Autogestionando la felicidad

No existe pues una relación directa entre las circunstancias de la vida y el nivel de felicidad, que no se alcanza de forma casual, ni depende de la suerte. Éstos, son el tipo de factores en los que se apoyan aquellas personas que esquivan sus responsabilidades y esperan a que la felicidad les llegue por concesión divina, y si no la alcanzan, entonces la culpa siempre es de terceros, de las circunstancias desfavorables o de la mala suerte.

La llave de la felicidad.

Cada uno tiene una llave única para encontrar el sentido de su vida y la felicidad que busca. Como ya hemos apuntado, cada persona define cual es ese estado de bienestar subjetivo que le permite disfrutar y sentirse bien, y por tanto cada individuo tiene que encontrar su propia respuesta, definiendo primero qué es la felicidad para él y cuál es el rumbo que pretende seguir para alcanzarla. Nadie dibuja un camino donde tenga garantizado conseguir todas las metas que se proponga, pero sí puede decidir qué rumbo coincide con su proyecto de vida, para alcanzar su subjetiva felicidad.

Conviene subrayar que sea cual sea nuestra definición de felicidad, ésta no se alcanza únicamente cuando se consiguen las metas previstas, sino también durante el camino que nos conduce a ellas, disfrutando de los momentos buenos y afrontando los difíciles con serenidad.

Pensemos en un prestigioso pianista que ha estado preparando un concierto durante varios meses; su disfrute no se relega sólo al día del concierto y al aplauso final (indudablemente satisfactorio), sino también al disfrute e ilusión durante su preparación, como rumbo que le llevará a conseguir la meta fijada.

La llave de nuestra felicidad individual subjetiva, nos da paso a una sensación de tranquilidad interior, de satisfacción, de estar en paz y armonía con uno mismo, nos hace sentir plenos, con alegría de vivir y con la sensación de estar disfrutando y saboreando la vida.

Esto se alcanza cuando nuestras emociones, pensamientos y sentimientos nos permiten interpretar la realidad tal y como es, y están alineados con el rumbo que tenemos definido para alcanzar el proyecto de vida que hemos elegido.

Si alguien se pregunta ¿Cuál es el rumbo correcto?, pues aquel que esté orientado en coincidencia con el sentido que cada uno quiera darle a su vida.

La felicidad no es algo espontáneo que aparece de forma casual.

Conseguirla requiere tiempo, tesón, aprender a pensar de manera diferente y a interpretar la realidad tal y como es y no cómo nos gustaría que fuera. Tenemos la capacidad de modificar los pensamientos que preceden a los sentimientos y podemos elegir como sentirnos ante las distintas circunstancias que se nos plantean a diario, desarrollando una actitud mental que nos permita evitar el desaliento y la frustración.

De lo contrario, nos sentiremos tristes y desgraciados, y buscaremos a quien o a qué culpar de nuestra frustración.

Aceptación y Compromiso.

No vivo de espaldas a la realidad, ni con los ojos cerrados o los oídos tapados. Una persona pasa a lo largo de su vida por conflictos, problemas, dificultades o enfermedades, que le pueden hacer sentir desilusionado, triste, abatido, etc., en el momento en que le ocurren.

Lo que quiero significar es que a pesar de esas circunstancias complicadas, desagradables, difíciles y amargas, tenemos la capacidad de poder modificar los pensamientos que desarrollamos sobre ellas, no para que nos hagan sentir inmediatamente alegres y felices, pero sí para afrontar la continuidad de nuestras vidas desde otra perspectiva más eficaz y saludable.

La difícil situación que estamos viviendo en este país desde hace años, ha propiciado un incremento del desempleo de millones de puestos de trabajo, el cierre de decenas de miles de empresas, la pérdida de su hogar para miles de familias, y ha sumido en situaciones realmente difíciles o críticas a innumerables personas.

Para quienes se puedan encontrar identificados con alguna de las situaciones mencionadas, (al margen de que puedan o no estar de acuerdo con este criterio), les puede resultar difícil asimilar mis palabras, en el sentido de que estando por ejemplo en una situación de desempleo, ¿qué pueden hacer para no sentir frustración?

Desde luego, una situación así no es para estar contento, alegre o feliz, pero lo cierto es que el enfado, la frustración, la preocupación, la culpabilidad, el odio, los deseos de venganza, o la tristeza, no van a ayudar a encontrarnos mejor.

Esos pensamientos distorsionados que elaboramos sobre la realidad de nuestra situación, nos van a provocar una ceguera emocional y una falta de claridad de ideas, con las que podríamos vislumbrar alguna posible alternativa a nuestra complicada e incómoda situación.

        ¿Cómo continuar adelante? Posiblemente no vemos, o no somos capaces de encontrar el camino, la luz; pero aún así, el aceptar y afrontar la realidad de una situación, es el primer paso para alcanzar las metas y bienestar que buscamos. Para llegar a ser feliz hay que aceptar la realidad y comprometerse con ella.

Hay que aceptar las cosas como son, y obviamente no hay aceptación, si sigo enojado con mi situación. (Virginia Satir). De hecho,  nadie dijo que la vida fuera a resultar fácil y que alcanzar la felicidad subjetiva que cada uno se fija, iba a ser un camino de rosas.

Hay que luchar sin tregua por cambiar los pensamientos que nos atormentan, entorpecen nuestra capacidad, nos hacen sentir mal y además son perjudiciales para la salud.

Hay que seguir adelante, no detenerse a esperar que se nos ilumine el rumbo, o alguien llame a nuestra puerta. Aunque nos equivoquemos y tengamos que modificarlo permanentemente, tenemos que auto-comprometernos con fuerza e ilusión en buscar de nuevo aquello que le dé sentido a nuestra vida, sabiendo que a pesar de todo, vamos a tener momentos difíciles de decaimiento y desánimo.

Cuando así sea, tomémonos un descanso, refresquemos nuestras ideas y pongámonos otra vez de nuevo en marcha en nuestro camino. En estas circunstancias, buscar una relajación y calma interior, quizás a través del yoga por ejemplo, nos puede resultar de gran ayuda, si somos constantes en su práctica.

        Ciertamente es sencillo ser feliz, pero bastante más difícil aprender a no ser desdichado. Si creemos que la frustración es algo que no debiéramos sentir, enseguida buscaremos a qué o a quien culpabilizar.

Por tanto, si me siento desgraciado, es porque tengo que ser víctima de algo o alguien, y no una responsabilidad mía por como interpreto la realidad.

El riesgo obvio de asignar culpas y mantener una postura de víctima, es precisamente el de eternizar la culpabilidad hacia nosotros mismos; o la preocupación, el resentimiento y el odio hacia las circunstancias, las personas o la vida en general, que bajo nuestro criterio nos están tratando injustamente.

La felicidad en el trabajo.     

La búsqueda de la felicidad subjetiva de cada uno, es algo inherente al ser humano, y no es sólo un derecho, sino una obligación natural alcanzarla. Al comienzo de este artículo hacía alusión a determinados aspectos comunes a las personas, que contribuyen a poder alcanzar ese estado de bienestar que buscamos.

El clima laboral de una empresa debería procurar un estado de bienestar, y contribuir a desarrollar la motivación, el entusiasmo, la salud y la proactividad del personal. La cultura corporativa de una organización, tiene la responsabilidad de generar unas condiciones en las que predominen las emociones positivas (bienestar, optimismo, buen humor, satisfacción, buenas relaciones, etc.), evitando el predominio de las negativas (malestar, miedo, preocupación, tristeza, rabia, culpa, etc.)

 El malestar o la infelicidad en el trabajo, no es algo trivial que debamos pasar por alto o no prestarle importancia, la tiene y mucha. Un trabajador que se encuentre a gusto, feliz y con bienestar, será más productivo y creativo, pondrá todo su talento al servicio de su empresa, se encontrará motivado y realizado, tendrá mejor humor, mantendrá mejores relaciones de equipo, atenderá mejor a los clientes y será una persona más sana y saludable, con todo lo que estos aspectos significan de cara a la cuenta de resultados.

Pensemos que pasamos mucho más tiempo en el trabajo que con nuestra familia o disfrutando de ratos de ocio. Por ello, una persona que se sienta permanentemente estresada, desmotivada, no valorada, enferma o cansada emocionalmente, será perjudicial tanto para él mismo y su familia, como para sus compañeros y la propia empresa.

Las organizaciones que fomentan la ilusión, el talento y la motivación de sus trabajadores, no sólo contribuyen a su bienestar, sino que además mejoran sus estados financieros. Un buen clima laboral optimiza el talento y creatividad del personal, y permite afrontar mejor las dificultades y el estrés, generando soluciones y alternativas ante los problemas.

El trabajo ideal no existe, en todos habrá aspectos que encajarán mejor o peor con nuestra personalidad. En este sentido, una adecuada gestión emocional será un factor clave para llevar a cabo con éxito cualquier proyecto corporativo. Recordemos también que el optimismo, la ilusión, una sonrisa y el buen humor son contagiosos.

Generar entonces un entorno de trabajo con éstas características, se extenderá entre todo el personal. No es un proceso rápido, pero sin duda el tiempo y esfuerzo que empleemos en conseguirlo merecerán la pena.

Los expertos afirman que la felicidad de un empleado va más allá de un aumento salarial. El sentido de pertenencia es de gran importancia para alcanzar la satisfacción. Según la Directora de Adecco, Margarita Álvarez, la satisfacción del aumento salarial dura de dos a tres meses, después el efecto termina.

Emilio Duró, afirma que los fracasos profesionales se deben más al desarrollo emocional que a causas técnicas, y que una persona optimista rinde entre un 65% y el 100% más que una pesimista.

En palabras de Víctor Frankl, “Cualquier persona que tiene un por qué vivir encuentra el cómo”; y Alexander Kjerulf, manifiesta que ser feliz está en una proporción de 3 a 1, donde por cada experiencia infeliz que se tiene, se necesitan tres experiencias felices para recuperarse y re-equilibrarse de nuevo.

        Todo lo hasta aquí mencionando no es ninguna utopía sino una grata realidad. Entre las 10 mejores Pymes de España para trabajar, está la empresa Mobivery, que repite por segundo año en la cabeza de la lista. En Mobivery, han pasado de la gestión de los RR.HH. a la gestión de la felicidad.

Sergio Cancelo, su Happiness Manager o Director de la Felicidad, apunta algunos de los aspectos más significativos por los que apuesta su empresa, y con los que no podría estar más de acuerdo: Conseguir la felicidad de sus trabajadores; atracción y gestión del talento; comunicación transparente; retención del compromiso; fidelizar a los empleados, etc.

        También me identifico plenamente con sus criterios cuando afirma que: Las personas deben sentirse cómodas y trabajar con ilusión para desarrollar todo su potencial, y para ello tienen que creer en el proyecto y sentirse contentas y orgullosas de su pertenencia a la empresa. No tienen políticas sobre flexibilidad, porque su ADN ya es flexible, y hacen copartícipes a los empleados de alcanzar su propia felicidad.

No sólo es la empresa la que tiene que poner de su parte, sino que los propios trabajadores tienen que trabajar para conseguirla, desarrollando un win–win claro.

        Vemos pues que es posible diseñar una política y cultura corporativa, con un clima laboral que genere bienestar, ilusión, optimismo, motivación, etc., que resultan comunes a todos los trabajadores. Desde cualquier perspectiva, sus ventajas como ya hemos comentado son indudables. Tanto para los trabajadores y sus familias, como respecto a la atención y comunicación con terceros, o para las relaciones internas, imagen, valor y rentabilidad de la propia empresa.

Creo que en aspectos como los que estamos tratando, el uso de la inteligencia emocional se impone, de cara a contribuir a la optimización, éxito y futuro de nuestras organizaciones.

Conclusiones.

        En escenarios de crisis, recesión económica y desempleo, como el que se dibuja en nuestro país, los sentimientos de bienestar, satisfacción o felicidad, adquieren mayor importancia, ya que la gente está ansiosa y necesitada de ellos, como consecuencia de los graves problemas y difíciles circunstancias que se están viviendo, y que están afectando a tantas personas.

        Aunque idealmente la vida nos proporcionara la posibilidad de satisfacer todas nuestras necesidades, ambiciones y deseos, sin haber logrado antes sentirnos bien emocionalmente, modificando nuestra actitud, pensamientos y forma de interpretar la realidad, antes o después nos encontraríamos ante un vacío emocional e insatisfacción con uno mismo, con los demás y con la vida, porque somos los únicos responsables de lo que pensamos.

        Si de lo contrario creemos que nuestra salud emocional e higiene mental cambiarán y mejorarán, sólo por el hecho de que cambien los factores externos, mejore nuestra situación de vida y logrando aquellos aspectos materiales que tanto hemos deseado, pronto nos daremos cuenta de nuestro error, pues la vida es un reflejo exacto de nuestros pensamientos y del significado que otorgamos a la realidad del entorno y acontecimientos.

        La realidad en la vida es sólo una, pero cada persona la ve de forma distinta, de acuerdo con la lente emocional que use para observarla. Esto lo recogía muy bien Campoamor: “En este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. No es fácil modificar nuestros moldes mentales, a través de los cuales damos significado a nuestros pensamientos, ante un determinado acontecimiento. Requiere tiempo y perseverancia modificar esquemas mentales que llevamos realizando y reforzando continuamente desde que éramos niños.

        Aún así, y con constancia ¿podemos modificar los pensamientos que nos conducen a sentimientos y emociones negativas, para que prevalezcan las emociones positivas, y conseguir establecer un rumbo, un proyecto de vida que nos lleve hacia nuestra subjetiva felicidad?   Rotundamente “SÍ”

Lino Rodríguez

Lleva más de 38 años vinculado al área financiera de entidades bancarias y empresas como: S.A.T.O. (Grupo OHL), Banco de Londres (Grupo LLOYD’S BANK), Banco Simeón, New Castle College, Hispanoil (Grupo REPSOL), Construcciones Peregrina, S.L., y ASTEM, S.A., entre otras. Posee más de 30 años de experiencia liderando equipos en labores de Consultoría, Gestión, Organización y Dirección de empresas. Ha sido Director Financiero en varias firmas, y durante más de 14 años Consultor económico-financiero de Sociedades y Grupos; asimismo, fue Director Ejecutivo del Complejo de Artes Gráficas y Packaging del GRUPO C.A. y Director General de la Fábrica de Muebles de Cocina INCATEC, S.A. En cuanto a su formación realizó estudios Mercantiles en la Escuela de Comercio, realizó Cursos Superiores de Dirección Administrativa y de Contabilidad y Fiscalidad. Es Máster en Dirección Económico-Financiera y Executive MBA, ambos en IDE-CESEM y ha finalizado recientemente un curso de dos años para preparar el Proficiency English de Cambridge. En la actulidad es Senior Consultant & C.E.O. en INTERIM & CONSULTING Firm.

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