La mayoría de los directivos son pésimos para escuchar con empatía.
¿Cuál es el resultado de esto?
– Los empleados no se sienten apoyados, lo que perjudica su rendimiento.
– Los directivos toman decisiones sin ser 100% conscientes de la situación.
Esta es la solución a esa falta de empatía:
1/ Haz preguntas que promuevan el descubrimiento.
– «¿Tienes alguna duda?»
– «¿Lo has entendido bien?»
– «¿Cómo lo harías tú?»
– «¿Esto te suena a ti?»
Involúcrate completamente en la comprensión de su punto de vista.
2/ Ponlos en el asiento del piloto.
Haz que confíen en ti y se abran a ti.
«Sé que eres un experto en esto. Me encantaría que me dieras tu opinión al respecto».
«Valoraría mucho tu opinión al respecto».
Fomenta su autoestima y compartirán más cómodamente.
3/ Haz que se trate de ellos, no de ti.
Deja que la conversación fluya hacia donde ellos quieran llevarla.
Tu único trabajo es comprender sus motivaciones y la situación sobre el terreno.
Mantén la mente abierta.
Acoge sus pensamientos, ideas y preocupaciones.
4/ Presta atención al lenguaje corporal
– ¿Los que están a tu lado asienten con la cabeza o desconectan?
– ¿Se inclinan o parecen desinteresados?
– ¿Parecen confundidos o confiados?
Si es necesario, haz una pausa y asegúrate de que todos tienen sus dudas y preocupaciones aclaradas.
Luego prosigue con lo que estuvieses haciendo.
5/ Haz sugerencias después de entender su caso.
«Teniendo en cuenta lo que acabas de destacar, ¿qué te parece si vamos por este camino?»
«Te escucho. ¿Estás de acuerdo en que vayamos por este camino teniendo en cuenta lo que acabas de destacar?»
Tienes que mostrar el resultado de que se abran a ti.
Involúcralos.