Y no hablo de música sino de planificación fiscal, derecho reconocido por nuestros tribunales. (No confundir con evasión fiscal).
Un buen ejercicio de este derecho puede provocar bien no pagar nunca impuestos sobre determinadas rentas, o al menos conseguir diferir su tributación durante varios ejercicios sin ninguna carga financiera.
“Pero en ocasiones la planificación fiscal no es sencilla“, piensa Joaquín de 40 años, asalariado, con 2 hijos (uno de ellos nacido a las 00:05 horas del 1 de enero de 2020 sin derecho al cheque bebé), fumador empedernido y seguidor del Atleti, al que la empresa le ha ofrecido un pequeño aumento de salario. “
¿Qué puedo hacer si por mi salario de 25.000 euros al año pago en el IRPF un tipo medio del 20 %, además ya estoy ya en el tramo del 28 % y a esto tengo que añadir el coste de la Seguridad Social de un 6.35%? “¡Madre mía! más de un tercio de mi jornada trabajo para el Estado y por mi nivel de renta no podré deducirme el alquiler de mi vivienda ni por la vivienda que tengo pensado comprar en 2021 (a medias con el banco).
“¿Mi planificación fiscal se limita a aportaciones, planes de pensiones, a partidos políticos o a donativos?”
Tampoco la empresa de Joaquín tiene muchas opciones fiscales. Por su cifra de negocios (15 millones de euros) tiene que pagar un 30% sobre su beneficio en concepto de Impuesto sobre Sociedades y además cuando contrata a un trabajador tiene que asumir un coste de seguridad social del 30% de su salario “
¿Qué puedo hacer?
Los aumentos de salario multiplican los gastos, mientras que los incentivos fiscales favorecen la inversión, pero los bancos no me dan préstamos para invertir, yo lo que necesito es reducir costes”.
La solución está en COLABORAR:
La planificación fiscal conjunta, operando sobre el principal nexo de unión entre la empresa y el trabajador; el salario !pueden transformar salario dinerario en salario en especie! porque hay determinadas retribuciones en especie que están exentas de IRPF (Joaquín se ahorra un 28%) y en determinados supuestos de cotización a la Seguridad Social.
(Joaquín se ahorra un 6,35% y la empresa un 30%) luego la solución es optar por las retribuciones en especie que están exentas por ley, a saber:
– Cheque o tarjeta de abono transporte hasta 1500 euros al año.
– Vales de comedor hasta 9 euros diarios.
– Cursos de formación. (idiomas, informática, masters, incluye entregas de ordenadores).
– Primas de seguros médicos del trabajador, cónyuges y descendientes hasta 500 euros al año cada uno.
– Acciones de la empresa hasta 12.000 mil euros.
– Prestación y contratación de servicios de guardería de hijos de trabajadores.
Resulta que Joaquín y la empresa han acordado un incremento de salario de 3.000 euros y que en ese marco a partir de enero será ésta será la que pague:
– El abono transporte (50 euros al mes)
– Vale comida (150 euros al mes)
– Guardería de una de sus hijas (300 euros al mes)
Joaquín ha conseguido que 500 euros mensuales de su sueldo estén exentos de pago de impuestos y cotización (ahorro aproximado del 34 % sobre esa cantidad), por lo tanto su sueldo ha aumentado en mayor proporción a la subida acordada.
Mientras que su empresa en algunos supuestos consigue un ahorro similar a su trabajador, además de tener un trabajador más contento.
A Joaquín le espera una última sorpresa; resulta que a pesar de la subida, su renta fiscal ha disminuido y ahora está por debajo de 24.000 euros y puede empezar a deducirse por alquiler o compra de vivienda habitual y por alguna deducción autonómica con límites de rentas.
La jugada ha salido redonda, y es que si hay frases que se hacen más fuertes en época de crisis sin duda una de ellas es que LA UNIÓN HACE LA FUERZA y no hablo de música.
ENRIQUE SOLÍS
Licenciado en Derecho y Miembro de AECE (Asociación de Expertos Contables y Tributarios). En su carrera profesional ha sido Director del Departamento de Contabilidad-Fiscalidad de la ESCUELA SUPERIOR SECRETARIAL y Gerente-Socio de la Empresa GEFRUMON 2000, S.L.